Paulo Coelho

Yo te amo porque tuve un sueño, encontré un Rey, vendí cristales, crucé el desierto, los clanes declararon la guerra, y estuve en un pozo para saber dónde vivía un Alquimista. Yo te amo porque todo el Universo conspiró para que yo llegara hasta ti.........Antes yo miraba al desierto con deseo. Ahora lo haré con esperanza....

domingo, 2 de febrero de 2014

De Aniversario II

El día 11 de enero hizo un año que vimos a nuestro segundo pequeño por primera vez en persona y el 19 hizo un año que fuimos a por él para traerlo a su hogar para siempre.
El día que le conocimos fue un día rarísimo, porque íbamos mucho más tranquilo que con el mayor pero con unas ganas y una ansiedad por tenerle totalmente distinta, pues llevábamos un mes echándole de menos y añorando tenerle junto a su hermano que no hacía más que preguntar por él. Y es que, aunque las comparaciones son odiosas, es totalmente inevitable hacerlas sobretodo en estos casos, teníamos un acoplamiento tan reciente que pensamos que sería algo similar..... nada más lejos de la realidad.

Solo voy a contar que cuando entró mi niño, sin que nadie se lo esperara, se me encogió el estómago y se me iluminó el alma, por fiiiiinnnnn lo veíamos, lo escuchamos con esa vocecilla que tiene, había llegado el momento de completar la familia. Aunque ese mismo día no nos dejaron ni un ratito a solas con él, sino que al haber aparecido así de repente, ya lo dejaron dentro de la reunion con todos allí y listo.

Lo vi muy timido, avergonzado y muy curioso, nos miraba de reojillo desde la falda de su acogedora, hasta que le pregunté si se quería venir un poquito conmigo, su acogedora lo animo a que viniera y así fue cómo se sentó en mi regazo un poquito. Continuamos hablando y nos iban informando de sus costumbres y su día a día, hasta que ya alguien dijo que era el momento de marcharnos y que al día siguiente ellos vendrían a nuestra ciudad para traer al niño y pasaríamos el día todos juntos (eso no llegó a ocurrir nunca, pues luego nos llamaron diciendo que no podían venir y fuimos nosotros quienes fuimos a pasar el día con él porque nos negamos a no verlo el primer día que realmente podríamos estar con él).
Cuando nos levantamos de la mesa, propuse una foto (menos mal, porque no hubiésemos tenido nada de ese día, tan especial y tan soso a la vez, pues no nos dejaron ni unos minutos con nuestro pequeño), y así fue cómo L. cogió al peque que se sintió por primera vez en la mañana algo más relajado y despues de sacar la foto no se quería bajar de los brazos de su padre. Lo vimos sonreir por primera vez, con más confianza, pero ya se tenían que ir todo el mundo, en fin que el paso para ir a por él ya estaba dado, aunque hubiese diferido tanto del primer acoplamiento.

De ese día no pudimos sacar videos como con el hermano, ni nada, de echo no le dimos ni la mochilita con los regalitos que le habíamos preparado, porque no nos dejaron ese momento de intimidad que nos hubiese gustado.

La semana que continuo fue muy bonita por un lado, recuerdo que el primer día juntos se dirigía a mi diciéndome "oye", "oye", jajajaja, hasta que le dije "como que oye, quién soy yo?" y el me contestó "mama", "pues si quieres me puedes decir mama" y desde entonces no ha dejado de decirlo, a veces más de la cuenta, fuimos acostumbrandonos a vernos  poco a poco, pero fue una semana durísima por otro lado con tanto viaje todos los días y con el hermano trajineando, cumpliendo horarios y acatando órdenes. La verdad es que el día 19 de enero de 2013, fue un día superespecial y muy emocionante, aunque con su punto de tristeza por la familia de acogida, claro,  pues se venía a casa para siempre.

A partir del día 19  comenzaba esta segunda etapa de adaptación, que volviendo la vista ha sido duríiiiiiisima pero felicíiiiiisima a la vez.

Y hasta aquí hemos llegado, cada día más unidos, cada día más nuestros, cada día más seguros.