nostalgia

Cuando escribo, suelo pensar en quienes lo van a leer y veto algunas cosas por distintas razones, pero hoy no me apetece vetar nada, voy a escribir lo que me dicta mi corazón y mi alma, porque para eso creé el blog, como un espacio donde manifiesto lo que creo, pienso y siento para mi y para los que quieran asomarse a esta ventanita que es internet, porque al igual que me ocurre con los blog que sigo, con los que me identifico, imagino que algunas personas estarán en mi misma situación.

Así que siendo hoy uno de esos días en los que añoro tener a mis hijos conmigo, porque tengo momentos en los que hecho de menos tenerlos, achucharlos, bersarlos, reirme con ellos, sentarme para hacer los deberes, darles de merendar… solo puedo decir, que nunca imagine una vida sin niños, para nada, en ningún momento, y ahora llevo casi un año haciéndome a la idea de una vida sin hijos, porque me siento totalmente engañada en este largo camino que es la adopción, y como se suele decir, la vida sigue y hay que aprovecharla al máximo, disfrutar de todo lo que nos ofrece, y todo eso, está muy bien, cuando no te invaden los sentimientos maternales, cuando ves a las mamas con sus peques en brazos y los miran con ese orgullo y felicidad que solo puede sentir una madre.

Sin ir más lejos, ayer coincidí con una vecina que tiene una pequeña de siete meses y  me pare para saludarla, pues nos vemos muy de vez en cuando, y le estuve haciendo algunas monería a la peque, que es preciosa, en el momento que sonrió y me echó los brazos, la madre casi se derrite de orgullo, son unas miradas únicas, que solo he apreciado en una madre, en mis amigas con sus hijos. Y eso es lo que quiero, cuidar a mis chiquitines, quererlos, mimarlos, a esos que no conozco y que hecho de menos, a esos que realmente no se si existen o existirán ¿es tanto pedir?, cuantas personas tienen hijos y no los desean, no los han buscado, como los he buscado yo, como los deseo yo, porque me encantan los niños…. NO ES JUSTO.

Pero por otro lado, creo en el destino y en las señales que nos envía día a día, y pienso que alguna razón debe de haber, que quizás no debamos tener hijos por algo y entonces me invade el miedo, miedo a tener problemas, a que me supere las preocupaciones, miedo a la mala situación que estamos viviendo por esta crisis, miedo a la sociedad….. No lo sé, quizás tengo que buscar excusas para asimilarlo y estoy echa un lio. Ojalá el proceso llegue a su fin pronto. Es una de las situaciones más difíciles por las que he pasado, es una agonía en el tiempo tanta espera y tanta incertidumbre.